miércoles, 25 de julio de 2007

Mmmm... ¡qué buena!

Mmmm... ¡qué buena!

Era lo único que sabía decir. No dejaba de repetirlo una y otra vez. ¡Hipócrita! Sólo lo decía para quedar bien. Me había dicho tantas veces que detestaba la sopa de galets* gigantes rellenos y ahora hacía el numerito para ganar puntos ante aquellos a quienes no dejaba de criticar. Porque no sólo detestaba la sopa de galets gigantes rellenos, también los detestaba a ellos.

Mmmm... ¡qué buena!

¡No pude más! En un impulso irrefrenable largué todas las críticas que había hecho a espaldas de los anfitriones, todas las veces que los había insultado y ridiculizado delante de amigos y conocidos, todas las veces que había dado excusas baratas para evitar reunirse con ellos... Fue como una bomba. Todos se quedaron paralizados, con las cucharas a medio camino entre los platos y las bocas abiertas de estupor, cargadas de galets gigantes rellenos. Sus miradas estaban clavadas en mí. Durante unos segundos los galets dejaron de ser el centro de atención. Ahora yo era el galet, un galet a punto de ser devorado. Automáticamente las miradas se trasladaron a la vez hacia él.

Mmmm... ¡qué buena!

Esa fue su respuesta a las miradas expectantes. Y como por arte de magia las cucharas se pusieron de nuevo en movimiento para seguir disfrutando de la sopa de galets gigantes rellenos.
Y es que realmente estaba buenísima...

21 de junio de 2007


* Galets: tipo de pasta de sopa con forma de cesta o de caracol, que se come tradicionalmente en Catalunya el día de Navidad.