A veces te ves obligado a dejar aquello que no quieres dejar.
Te has de alejar forzosamente.
No quieres hacerlo.
Sientes un dolor profundo.
Notas como una parte de ti se rompe,
se deshace,
deja de ser.
Y en el momento preciso caes,
Te hundes en una oscuridad infinita.
Tus ojos se llenan de lágrimas
al ver esos ojos que te miran
y que en breves segundos dejaran de hacerlo.
Tu corazón se encoge
al oír aquella voz que te dice “adiós”
y que en breves segundos dejará de hacerlo.
Tu alma sufre
al mirar aquellos labios que se esfuerzan
para ofrecer una última sonrisa
que restará para siempre en el recuerdo.
Una última sonrisa acompañada de una leve carícia...
¿Hasta cuándo?
¿Cuándo retornaran las miradas,
las palabras,
las sonrisas?
¿Cuándo retornará la calidez
de cada segundo compartido?
¿Cuándo?