No te decides. Siempre te quedas a un paso. Nunca lo haces pese al deseo feroz que te acompaña, pese a ese fuego que te quema por dentro, pese a la pasión con que lo vives en tus sueños. Te quedas en las puertas sin saber que hay en el otro lado. Te quedas con las ganas de saberlo. ¿Porqué pues soñar? ¿Porqué tomar según qué decisiones si después no eres capaz de llevar a cabo los propósitos? ¿Qué es lo que te da miedo? ¿Equivocarte? ¿O quizás te da miedo acertar? ¡Implícate de una vez! Implícate en tus sueños, en tus deseos, en tus anhelos... ¡Hazlo! Arriésgate a equivocarte. Que nunca puedas sentir aquella vocecita maldita que resuena en la mente y dice: "Si lo hubiera intentado, ¿qué habría pasado? ¿Y si me hubiera arriesgado?" No hay nada peor que pasarse la vida lamentándose. Y si para implicarse hace falta comerse el fruto prohibido... ¡Hazlo! El paraíso continuará siendo paraíso y la rueda del tiempo seguirá girando hagas lo que hagas.
19 de abril de 2006
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