No la toques más, que la rosa es así. Que su fragancia es sublime, el rojo de sus pétalos exhala pasión y su tacto de terciopelo se antoja sensual a los dedos que la acarician. No quieras transformar su aroma. No quieras cambiar su color. Déjala tal y como es, que mi alma canta su perfección, aclama su belleza, proclama sus virtudes. Que mi espíritu la busca con deleite para disfrutar a cada instante de este regalo de la creación que es el elixir de la propia existencia humana. Que su imagen es la imagen de mis sueños más íntimos.
Es el icono del amor que todo lo mueve. Es el símbolo del amor que rige el mundo, del amor que rodea la vida, del amor... ¿Es que quizás no es esa suficiente razón para dejarla tal y como es? ¿Porqué, pues, transformarla? ¿Porqué transformar el amor? ¿Porqué deshacer su pureza para adaptarla a vete a saber qué? ¿Porqué no, disfrutarla en estado puro? ¿Amor en estado puro...?
No lo toques más, que el amor es así.
5 de abril de 2006
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