Hoy te escribo para decirte que no tienes razón. Todavía resuena a mi mente tu afirmación: me tienes un poco olvidado. Todavía veo tú cara dónde se podía leer que lo decías de corazón, donde se veía reflejada tú verdad. Sé que lo decías convencido. Pero eso no es cierto. Lo digo también de corazón, como tú. ¿Cómo podría olvidarte? ¿Cómo dejar en el olvido todo lo que hemos pasado juntos? ¿Cómo dejar de lado los sentimientos? ¿Cómo? Imposible. Quizás sí que no nos vemos tan a menudo. Quizás pasan los días, las semanas e, incluso, alguna vez, algunos meses. Pero no te olvido. Estás presente dentro de mi corazón. Estás presente siempre, día a día. Por esto no digas que te tengo olvidado. No me lo digas.
6 de diciembre de 2007
6 de diciembre de 2007
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