martes, 6 de marzo de 2012

Esencias

I

Sueño que soy aire.
Corro por el mundo.
Busco los más ocultos rincones
en los que penetrar
para descubrir otro mundo,
ese mundo desconocido
que a veces imaginamos
pero del que somos ignorantes.

Acaricio rostros.
Cientos de rostros,
miles de rostros.
¡Qué grande que es descubrirlos!
Qué grande es la sensación
de sentirte libre
para recorrerlos,
para observarlos,
para vivirlos.

Sueño que soy aire
y recorro el mundo
en busca de la propia libertad.


II

Sueño que soy fuego.
Me muevo al compás
de la música que emiten los corazones
que llegan en busca de calor.
Ellos se alimentan de mí
y yo vivo de sus pasiones,
de sus anhelos,
de sus inquietudes,
de sus impulsos más íntimos.

Permito que se acerquen,
ilumino sus rostros,
juego con sus sombras.

Les regalo mi crepitar acompasado
sin dejar que traspasen el límite,
ese límite que quema,
que desgarra,
que desespera.

Sueño que soy fuego
e ilumino el mundo
en busca de la propia libertad.


III

Sueño que soy agua.
Me ofrezco al sediento
para aliviar la desesperanza,
para recorrer su interior
regalando frescor
que libere el alma
de la sed de respirar,
de sentir,
de vivir.

Riego los sentidos,
baño las orillas de los mares
que inundan de sentimientos
los rincones más íntimos del espíritu.

Soy calma y tempestad,
soy lluvia y rocío.

Sueño que soy agua
e inundo el mundo
en busca de la propia libertad.


IV

Sueño que soy tierra.
Me abro a las raíces del hombre
que busca su aliento vital
a través de lo más profundo
de mi ser.

Siento como se lanza
a una búsqueda
que a veces se antoja desesperada.
Recorre mi interior,
acaricia mis entrañas,
consume mi energía,
se nutre de mis pensamientos
y a la vez me alimenta con sus deseos,
con sus metas,
con su esencia.

Sueño que soy tierra
y alimento al mundo
en busca de la propia libertad.

8 de febrero de 2011

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