Como si de un volcán se tratara
irrumpes de nuevo en lo más íntimo de mi ser.
Entras, como siempre, sin llamar.
Invades mi espacio sin contemplaciones
y desde el preciso instante en que lo haces
todo es tú y sólo tú.
Y yo disfruto del momento,
disfruto de la invasión,
del tú y sólo tú,
de este fuego volcánico que me quema,
que me deshace
y me llena de placer.
18 de abril de 2011
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