martes, 6 de marzo de 2012

Horizonte





La mirada clavada en el horizonte. 
El viento, agitado a ratos, 
a ratos suave, 
refresca del calor del sol 
que ilumina y da vida 
al cuadro que surge ante los ojos. 
Restas inmóvil, 
pero tus pies, 
los pies del alma,
recorren las cumbres de las montañas, 
se refrescan en el agua de los estanques, 
buscan por los caminos insondables del silencio, 
de la soledat, 
del propio ser. 
La mirada, 
que se clava en el horizonte, 
proporciona aquel momento de paz 
que precede al renacimiento. 


24 d’agosto de 2010

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